Por qué es necesario evitar las bebidas alcohólicas si vas a conducir

La seguridad vial implica un conjunto de acciones vinculadas a evitar y prevenir siniestros, como así también a construir nuevos hábitos y conductas seguras que garanticen la convivencia responsable en la vía pública.


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17/01/2020

En este sentido, si nos posicionamos como conductores de un vehículo, es importante tener en cuenta algunas consideraciones para que lleguemos a destino en forma segura.

Una de ellas tiene que ver con los perjuicios que conlleva la ingesta de alcohol: si vamos a estar detrás del volante, se recomienda no beber ni antes ni durante el trayecto que realicemos.

El alcohol es un tóxico depresor del sistema nervioso que disminuye considerablemente la capacidad de conducción, ya que enlentece las funciones del cerebro y, por ende, la motricidad del individuo. Teniendo en cuenta que manejar implica calcular distancias, reflejos, reacción coordinada, concentración y decisión, la ingesta de bebidas alcohólicas resulta contraproducente.

Según el texto ‘Los ¿por qué? de los jóvenes respecto al tránsito’, [1]“quizás lo más peligroso sea considerar que bebimos poco, por la sencilla razón de que uno se siente bien y no percibe los efectos del alcohol. Sin embargo, esa baja dosis (…) ya es suficiente para crear una falsa percepción de distancia y de tiempos, disminuir el ángulo de visión, debilitar nuestra concentración. Es decir, distorsionar nuestra capacidad de conducción”.

 

Efectos del alcohol

  • Disminuye la capacidad de atención.
  • Se alargan los tiempos de reacción, por lo que las maniobras se hacen más lentas.
  • La visión se ve afectada, fundamentalmente la periférica (a los lados). Se hace más lenta la adaptación a los cambios de luz, y se perciben con dificultad los tonos rojos (tardan en reconocerse las luces rojas del semáforo, las luces de posición y las de freno).
  • Genera una falsa sensación de seguridad, que predispone –por ejemplo - a excesos de velocidad.

 

Hay que considerar que, pese a que se crea que existen estimulantes que puedan anular los efectos del alcohol, ni el café ni otro tipo de bebidas logran ese cometido. Asimismo, hay que tener presente que no es necesario alcanzar un nivel de ebriedad para sufrir las consecuencias de la ingesta en la conducción.

Manejar bajo sus efectos puede tener consecuencias negativas para todos los usuarios de las vías, y no sólo para quien maneja. En este sentido, las víctimas no siempre son los conductores que han consumido bebidas alcohólicas, sino también sus acompañantes o los pasajeros de otros vehículos.

Por eso es necesario ser conscientes del impacto y los efectos de nuestros actos al circular por la vía pública: la responsabilidad al volante es fundamental para evitar siniestros y contribuir a la seguridad vial.

 

 

 

[1] Material didáctico producido por la División Seguridad y Educación Vial de la Dirección de Vialidad de la Provincia de Buenos Aires y el COSETRAN, 1999.